La decisión de emigrar no es sencilla, hay miles de factores que influyen en la decisión. Parece sencillo asumir que el emigra es por necesidad, pero no siempre es así.
Cada día más personas toman la decisión de salir de su país, de su entorno, y de su cultura para mejorar idiomas, progresar o ser valorado de otra manera, mejorar las condiciones económicas, o simplemente cambiar de aires.
No se puede considerar a alguien un emigrante si la empresa es la que te envía al extranjero, en este caso es un paso en principio temporal, y con una agenda abierta para la vuelta.
Pero cuales son los condicionantes que alguien debería tener en cuenta antes de emigrar?.
Lo primero es pensar que si se hace por necesidad NO hay mucho que pensar, el tiempo apremia, y mientras antes mejor. La determinación en este caso la dicta la necesidad económica, familiar, o simplemente profesional.
Los emigrantes por vocación, es decir aquellos que decidieron, que a pesar de que podían aguantar en la madre patria podrían tal vez salir y tener una nueva oportunidad, una mejora de estilo de vida, una mejora salarial o simplemente un mejor futuro, son los que nos interesan en este artículo.
Así que voy a intentar darte unos patrones racionales de lo que deberías tener en cuenta antes de salir de tu país, de tu familia y de tu cultura. Ahí van las preguntas que deberías plantearte a ti mismo.
1.- ¿Aventurero o no, puedes sobrevivir sin tu familia por largos periodos de tiempo, y aquí incluimos a los amigotes, salidas de fin de semana, excursiones a la playa etc.?
2.- ¿Que actividades que ahora realizas estas dispuesto a prescindir de ellas?. Estamos hablando de tocar el piano, ir a la ópera, o pescar en el rio, quizás cazar conejos?
3.- ¿Eres capaz de adaptarte a cambios drásticos, sin sufrir en exceso? El nuevo entrono te impondrá nuevos horarios, nuevos compañeros de trabajo, nuevos idiomas, nuevas formas y procesos legales.
4.- Ahora seriamente, que buscas en la salidas, si es una huida, olvídalo porque no funciona, márcate un periodo de tiempo para conseguir el motivo de tu salida. Salario, desafío profesional, progresión en la empresa, etc., y márcate un periodo de tiempo para volver a evaluar si realmente merece la pena seguir.
5.- Ahora que ya lo tienes claro, recapacita y piensa ¿el impacto en tu familia más cercana, tu pareja, hijos, podrán o deberán seguirte?, porque tal vez ellos sean los primeros que no se adapten. Importante notar aquí que como mucho veras a la familia a partir de ahora una vez o dos como máximo al ano.
6.- Elabora y medita un plan de retorno, cuanto tiempo quiero estar, y cuando me planteare volver y en qué condiciones. Se recuerdan más los malos tragos que los buenos, pero todo cambia, lo que en un pasado fue una mala experiencia o una mala empresa, ahora ha podido cambiar.
Una vez que te has hecho todas estas preguntas, contrástalo con tu pareja, y ahora te toca evaluar el coste de la mudanza y establecimiento, hasta donde llegan los ahorros para establecerte, y lo que es más importante, evalúa el coste emocional.
El coste emocional es un coste que no parece que cuente para la decisión, pero piensa que donde vas no tendrás amigos, no tendrás familia, y además tendrás que hacer amigos desde cero, y casi hacerte una mini familia desde cero, recuerda que en casa ya tienes familia, pero hacer amigos te ha costado una vida. ¿Cuantos amigos has hecho o te quedan del colegio, del instituto, de actividades deportivas, de la carrera, del trabajo? ¿Cuantos realmente son amigos de verdad, de ese círculo que se cuenta con una mano?
Tendrás que invertir muchas neuronas en hacer nuevos amigos, y que además se ganen tu confianza, al mismo tiempo que tendrás que derrochar un gran esfuerzo para que ellos te admitan.
Y ahora escoge el país, escoge la empresa, busca empleo, y decídete si sales o no.
Antonio.