Me senté y sin grandes palabras me dieron una carta de despido. Un despido inmediato e improcedente. Eran las 4 de la tarde de un jueves. Lo recibí en una de las épocas más inquietantes y felices de mi vida: mi embarazo.
Si algo me permitió este mini-traumático despido fue a ponerme las pilas y a escuchar diferentes experiencias de amigas y no amigas. Escuché historias de todo: “se me insinúan en el trabajo”, “tengo que soportar que me paguen menos”, “me da miedo quedarme embarazada”, “tras incorporarme de mi baja de maternidad, me quitaron responsabilidades”. Estas aventuras son algunos de los duros ejemplos que he escuchado durante los últimos meses, ¿tremendo verdad? ¿Por qué nadie pone freno?
¿Por qué como mujeres tenemos que demostrar nuestra valía 4 veces más para obtener 2 veces menos?
Ahí dejó esa pregunta que da para unas cuantas cañas y me centro en cómo me puse las pilas:
- VACACIONES. Tal cual lo leéis y con todas las letras. Me fui de vacaciones y de luna de miel (ya os anticipaba al principio que este despido llegó en una de las etapas más felices de mi vida). No hay nada mejor que desconectar y re-conectar con una misma.
- Contarlo. Pasé 6 días sin contar a nadie mi despido, sentía que ese despido manchaba la mayor felicidad de mi vida. ¿Cómo lo decía a la familia?, ¿y a los amigos?. Tras esas 144 horas de mi silencio, empecé a enviar WhatsApp, llamar a amigos y familiares. ¿Silencio?, ¿por qué silencio? Tenía que contarlo bien alto.
- No escuchar todo lo que me decían. ¨ ¿Embarazada? ¿Y te han despedido? uf, que mal. ¿Y qué vas a hacer? No busques trabajo porque nadie te va a contratar¨ Esta frase la escuché no una sino unas 20 veces. Nadie creía que una mujer embarazada podría encontrar trabajo y fue eso lo que me hizo coger fuerzas pues ¿a quién no le gusta los imposibles?
- Actualizar mi perfil en LinkedIn y otros portales de empleo. A diferencia de lo que mucha gente hace tras un despido (evitar un vacío en su cv), yo actualicé todas mis redes y portales de empleo. Esa empresa no pertenecía a mí, ni yo a ella y quería que se supiera. Cuando actualizáis vuestro perfil apareceréis en los primeros puestos de cualquier búsqueda por parte de un recruiter o empresa. No hay que tener miedo porque se aprende más de un ¨vacio¨ de 6 meses que de 6 meses trabajando en una empresa sin un líder.
- Y llegaron los e-mails y las llamadas. Sin enviar ni un sólo cv, sólo como resultado de haber actualizado mi perfil (un perfil completo, con foto, con logros, con un summary…) empecé a recibir llamadas durante mis vacaciones. Tenía que estar preparada para todo y no para todo.
- Las primeras entrevistas. Todo llega y a las 2 semanas de mi despido empecé a hacer entrevistas para diferentes posiciones. Dado que mi embarazo no me identificaba como profesional, decidí no contarlo en ninguna entrevista. Reconozco que tenía la suerte de contar con una barriguita bastante modesta.
- Y llegó una offer letter. Tras 2 skypes, 1 plan de marketing y 1 entrevista, el Director se sentó delante mía y me dio una offer letter. Consideraré ese momento como uno de los más difíciles a nivel profesional (no había marcha atrás, tenía que decirlo): ¨Tengo que hacerte una pregunta, ¿qué opinas de la flexibilidad laboral? Estoy embarazada¨. Tras un silencio de 2 segundos en el reloj (2 siglos en mi vida) ÉL me contestó: ¨Enhorabuena, te seguimos queriendo en el equipo¨.
- Fue tras esa conversación que me di cuenta de la moraleja de esta experiencia. Nosotros, los profesionales, somos quienes elegimos a la empresa (o jefe) donde (o con quien) queremos trabajar y no al revés. Es la nueva era y os lo cuenta una profesional de Marketing y Desarrollo de Negocio que trabaja en una empresa de reclutamiento y de aceleración de talentos.
Mi historia es un pequeño ejemplo de esperanza en este viaje. Existen empresas que respetan a la mujer, que no miran géneros, incluso que no miran embarazos y no es marketing amigos. Parece una locura lo que escribo, pero hay gente que busca profesionales sin femenino ni masculino.
No puedo acabar este artículo sin esta reflexión: Las mujeres queremos cambiar un país o un mundo, estar presentes en consejos de administración y tener cargos de responsabilidad. Y no porque seamos mujeres; sino porque el día que no se miren los sexos de género estaremos allí por nuestra valía, constancia y perseverancia. Pero esto otro día os lo cuento.
Una amiga.